January 20, 1948 ~ September 27, 2025

Eduardo Acosta, a beloved member of the community, devoted family man, and expert welder, passed away on September 27, 2025 at the age of 77 years in Edmonton, Alberta, Canada. Born in Ecuador, Eduardo’s life was a testament to the power of hard work, generosity, and an infectious, social spirit.

Driven by an unwavering dedication to his family, Eduardo opened the doors for his brothers and family to join him. He quickly mastered the craft of welding, a trade that became the stable foundation he relentlessly planned for his loved ones. He was the ultimate provider, always working and looking toward the future.

Eduardo was widely well known here and in Ecuador for his engaging personality and signature sarcastic humour. While he was a complex man who had his faults, his generosity extended far beyond his immediate family; he was known for being kind and open-hearted to everyone he met.

He knew how to live, too. His great pleasures included a satisfying meal and the irresistible call of music—he loved dancing and being the life of the party. He also found peace tending to his farm. He was immensely proud of his kids and the strong foundation he built for them.

Eduardo leaves behind a legacy of hard work, perseverance, and a generous spirit that touched countless lives.

He is survived by his loving wife, Guislena; his cherished children, Danny, Syliva, Maria, Celina, Gabriela; his grandchildren, Juan-luis, Alicia, Máteo, Natán, Lily; and his siblings, Luis and Graciela.

There will be no ceremony here in Canada as per his wishes he will be celebrated back in his beloved homeland, Ecuador.

Eduardo Acosta
(Spanish Translation)

Eduardo Acosta, un miembro querido de su comunidad, devoto hombre de familia y soldador experto, falleció el 27 de septiembre de 2025 a la edad de 77 años en Edmonton, Alberta, Canadá. Nacido en Ecuador, la vida de Eduardo fue un testimonio del poder del trabajo duro, la generosidad y un espíritu social contagioso.

Impulsado por una dedicación inquebrantable a su familia, Eduardo abrió las puertas para que sus hermanos y su familia se unieran. Rápidamente dominó el oficio de la soldadura, un trabajo que se convirtió en la base estable que planificó incansablemente para sus seres queridos. Fue el proveedor por excelencia, siempre trabajando y mirando hacia el futuro.

Eduardo era una persona muy social y llegó a ser muy conocido por su personalidad cautivadora y su humor sarcástico. Aunque fue un hombre complejo que tuvo sus fallas, su generosidad se extendió mucho más allá de su familia inmediata; era conocido por ser amable y de corazón abierto con todos los que conoció.

También supo vivir la vida. Sus grandes placeres incluían una comida satisfactoria y la llamada de la música: le encantaba bailar y ser el alma de la fiesta. También encontró paz cuidando su finca. Estaba inmensamente orgulloso de sus hijos y de la sólida base que construyó para ellos.

Eduardo deja un legado de esfuerzo, perseverancia y un espíritu generoso que tocó incontables vidas.

Le sobreviven su amada esposa, Guislena; sus queridos hijos, Danny, Sylvia, María, Celina, Gabriela; sus nietos, Juan-Luis, Alica, Máteo, Natán, Lily; y sus hermanos, Luis y Graciela.